“La
persistencia de la memoria”, también conocido con el nombre de “Los relojes
blandos”, es un cuadro surrealista del pintor Salvador Dalí, realizado en 1931.
Posiblemente el nombre del cuadro se asemeje a que al igual que la memoria, con
el paso de los años se va perdiendo, los relojes con el paso del tiempo se han
reblandecido, aunque siguen marcando la hora.
Realizado
mediante la técnica del óleo sobre lienzo, el cuadro representa la bahía de
Port Lligat durante el amanecer. El paisaje que se quiere crear es muy
sencillo, solamente podemos ver el mar al fondo del cuadro y un conjunto rocoso
en la zona de la derecha.
El
cuadro nos muestra cuatro relojes, uno de ellos es de bolsillo, situado sobre
un muro, y sobre el que se mueven una hilera de hormigas, y los otros tres
aparecen deformados, como si se estuvieran derritiendo por el calor. Para crear
la sensación de deformidad en los relojes, uno de ellos lo cuelga en la rama de
un árbol, otro lo sitúa sobre una cara de largas pestañas, a modo de montura, y
el tercero lo coloca en lo alto de un muro, como si se estuviera deslizando, y
alrededor del mismo hay una mosca.
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En cuanto a la técnica que Salvador Dalí usa para la creación del cuadro, es una técnica de líneas puras, en la que los objetos se pintan con la mayor precisión posible, y con todo lujo de detalles. Además se realiza un contraste entre los colores fríos y los colores cálidos, y destaca la presencia de la luz, ya que crea una atmosfera mística y soñadora, separando el cuadro en dos partes: la parte en la que predomina la luminosidad, a la izquierda, y la parte oscura del cuadro, a la derecha.
El cuadro se caracteriza por el uso de la
horizontalidad para la creación de la mayor parte del mismo, excepto la
verticalidad que marca el tronco del árbol, y las ondulaciones que muestran las
siluetas de los relojes y de la figura que se encuentra en el centro del
cuadro, que le dan un ligero movimiento a la tranquilidad del cuadro.
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