Podemos considerar que el arte de la vanguardia (arte
desde 1900) está vinculado y relacionado en cierta medida con el juego, ya que
retornamos hacia nuestra infancia para buscar la inspiración que nos ayuda a
crear, por lo que nuestras obras de arte hacen referencia a lo infantil, lo más
primigenio. Ciertas personas, como Torres García y Juan Bordes comparten estas ideas sobre la vanguardia
y el juego.
Juan Bordes publica un libro “La infancia de las
vanguardias” en el que resume la idea de que las vanguardias del siglo XX
tienen sus orígenes en la infancia de los artistas que las crearon. Este
aspecto lo desarrolla en el libro mediante una relación entre las enseñanzas y
los juegos que experimentaron los niños de la época.
Con esto llegamos a la conclusión de que el arte del
siglo XX se hizo más rico y complejo debido a la renovación del dibujo a los
largo del siglo XIX, pues el dibujo es el origen de todas las artes visuales.
Además algunas de las ideas que Bordes considera,
relacionadas con la infancia, son:
“El cambio profundo de una sociedad comienza con la atención
responsable de la infancia”
“Solo con una infancia educada en criterios nuevos y
transgresores fue posible producir un cambio radical en el arte a principios
del siglo XX”
Con estas ideas se refleja la consideración de que el
arte vanguardia nace y depende de la infancia que haya tenido cada uno de los autores de las diversas vanguardias.
Por lo tanto, no son iguales las obras de un vanguarista que haya sufrido en su vida una situación traumática, la
cual reflejara en sus obras mediante sensaciones de pérdida, de dolor, de angustia; que un artista cuya vida haya sido exenta de complicaciones, por lo que sus obras se impregnaran de sus buenas
vibraciones ante la vida.
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